La boca de la bocina

Un dia escuché de mi padre que gracias a que en “el Quijote” había aprendido a saber la hora en que se encontraba por la noche, por la posición de las estrellas, había resuelto una situación muy complicada, con peligro de muerte, en un momento decisivo de su existencia.
Unos pocos años después, ya fallecido mi padre, releyendo a la sazón al inmortal hidalgo, vino de nuevo a mí aquella conversación y me propuse descubrir el acertijo. ¿A que parte del Quijote se refería?
Debo confesar que la lectura de esta obra me produce un gran placer. Mi padre la leía todos los años, en castellano antiguo en la edición de Tonson de 1738. Yo, siguiendo sus pasos me deleito, me regodeo, pasando los ojos por las mismas líneas por las que transitó mi progenitor.
Después de algunas búsquedas e investigaciones, víneme a encontrar con el siguiente texto, incluido en el cap. 20, del libro de las andanzas del buen caballero:
Está hablando sancho Panza.
“ … Que a lo que a mí muestra la ciencia que aprendí cuando era pastor, no debe de haber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la Bocina está encima de la cabeza, y hace la media noche en la línea del brazo izquierdo.
¿Cómo puedes tú, Sancho, dijo don Quijote, ver donde hace esa línea ni donde está esa boca o ese colodrillo que dices, si hace la noche tan escura que no parece en todo el cielo estrella alguna?”.
En esta líneas precedentes nos encontramos con un sistema utilizado por navegantes y pastores antes de que la generalización del reloj mecánico viniera a enterrarla en el olvido.
A los más curiosos en estos temas les sonará términos como “Astrolabio” (utilizado para observar y determinar la posición de los astros), “Sextante” (Instrumento astronómico para las observaciones marítimas), “Cuadrante” (Instrumento que nos ayuda a dividir el horizonte) etc. Pero ya sería un poco más raro encontrar aquellos a quienes les fuera familiar la palabra “Nocturlabio”. Y si llevados de nuestro paroxismo le preguntáramos por los fundamentos de ese instrumento, correríamos el riesgo de quedarnos solos. Dichos fundamentos son a los que se refiere sancho en el texto citado.
Ya Raimundo Llul (en el S.XII), pasa por ser uno de los primeros en construir un “Nocturlabio”, aunque personalmente creo que los árabes, llevados por el conocimiento astronómico que recogieron de los Hindúes posiblemente tuvieran ya alguno (Mesopotámicos, Hindúes, Egipcios… Grandes observadores de las estrellas, Quien sabe quién fuera el primero.)
Cervantes, que le da a su obra constantes inferencias al mundo Islámico, Tal vez por ello, o por haber sido él mismo un valeroso guerrero y navegante durante años en el mar mediterráneo, pondrá en la boca del fiel Sancho Panza las claves que nos indicarán cómo saber la hora en que nos encontramos en una noche estrellada en el hemisferio Norte..
Por cierto, querido lector, “Colodrillo” no es como ingenuamente consideraba un catedrático de astronomía, seguidor de las andanzas del quijote, una nueva forma de referirse a la constelación del dragón (¿cocodrilo?), sino, como puede fácilmente averiguar, aquel que se tome la molestia de consultar al diccionario de la RAE, una manera de referirse al “cogote”. Aquí Cervantes hace irónicamente un juego de palabras entre “boca” de la bocina, que menciona Sancho y “Colodrillo”, cogote.

Un fuerte abrazo.

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